viernes, 9 de diciembre de 2011

Recaída.


Otra vez distrayendo la moral,
intentando olvidar la asquerosa naturaleza,
que no deja escapar.
Dos años después despierta de nuevo.

Como la mierda que flota
en las aguas residuales de las cañerías,
de las ciudades, de los países, de la mente.

De esa mente traicionera hija de puta,
de esa mente que cada día traiciona
las intenciones más puras de la bondad.

Juraba que eso se había ido,
que eso no estaba más ahí,
se había extirpado.
Juraba no ser el mismo de antes.

Ese extranjero en un lugar de fieles.
Ese desgarro me vuelve a joder.
Ese trago de alcohol en la sobriedad.

Dos años después se fueron al carajo.
Dos cuartos de hora bastaron
para recaer.

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